> La RAE no inventó el masculino genérico, se limita a dar fe, > cual notario, de cómo es el idioma. > > Igualmente, tampoco yo lo llamaría "prescriptivamente" > inclusivo, sino simplemente inclusivo (es decir, también > descriptivo).
La realidad no es única. Quiero decir, que una cosa es describir describir, y otra “notarizar” parcialmente. No me cabe duda que, para un alto porcentaje de las personas que hablan castellano, el plural masculino dobla como forma genérica e inclusiva. Pero no se puede negar que para otro porcentaje (sea el 20% o el 40%), no lo es. Entonces, la “notarización” de la RAE va a ser descriptiva para el 60% y prescriptiva para el 40%. Pero no puede ser descriptiva del 100%, a menos que cambie su modelo de descripción. TL;DR: Entiendo que el masculino plural es descriptivamente genérico para ti; pero acepta también que, para mí, solo lo es prescriptivamente. No puedes decirme «te describe a ti también», porque eso sencillamente no es real. > No, no, no. Creo que no me has entendido o tal vez no me he explicado > bien (en cuyo caso por supuesto pido disculpas). Había una nota al pie de página en mi correo anterior (marcada con ¹) que trataba sobre esto, pero se perdió en el camino. > De ninguna forma mi tesis es que no haya que ser inclusivo con las > mujeres, o con las personas de género no binario. Mi tesis es, por > el contrario, que el masculino genérico *ya* es inclusivo e incluye > a todo el mundo [...] La nota al pie decía que de poco sirve el argumento «el masculino genérico *ya* es inclusivo» si el argumento se le extiende a personas para quien ese masculino es genérico/inclusivo solo prescriptivamente (ver arriba). En otras palabras, desde tu realidad donde la RAE te describe, no estás abogando por una menor inclusión; pero desde el punto de vista de alguien para quien la RAE —en este punto específico— solo prescribe, sí lo estás. Y eso es algo de lo que no te puedes defender acudiendo a la RAE, lo siento. Es como si alguien me llamase “listillo” y yo le dijese que por favor no me llame así, porque me hace sentir mal. Y la otra persona me respondiese que no hay razón para sentirse mal, ya que la definición de “listillo” en la RAE dice que se usa “en tono cariñoso”, y que por tanto no me debo ofender. Estaremos de acuerdo (¡espero!) que yo puedo sentirme como me dé la gana respecto al adjetivo “listillo”, diga lo que diga la RAE; y que la otra persona puede: aceptarlo; no aceptarlo, pero respetar mi sentimiento y dejar de insistir que no tengo derecho a ofenderme porque así lo dice la RAE; o no aceptarlo, y seguir insistiendo que mi sentimiento de ofensa no es ni racional, ni válido, dada la definición del diccionario. (Otro ejemplo más breve: el profesor de Universidad que no soporta que le traten de Usted, pese a ser una muestra de respeto, pues en el internado donde se formó, el profesorado abusivo trataba a los alumnos usted. Si alguien pide que no se le trate de usted, no se le trata de usted, y punto.) > y que si hacemos caso a quien afirma que no lo es [...] > lógicamente uno se pregunta dónde está el límite, y si las > razones para escribir de una forma u otra son lingüísticas o > extra-lingüísticas. Las razones para escribir de una formua u otra son _siempre_ extra-lingüísticas, ¡pero también en tu caso! Imagina que alguien propusiese: «Debian continúa siendo un entorno en el que desarrollador y usuario pueden explorar y desarrollar». Imagino que tú segurías prefiriendo el plural masculino, porque es inclusivo, y este uso del singular no lo es. Esto es, prefieres tu propuesta _porque_ es inclusiva; porque la inclusividad es un valor al que las elecciones lingüísticas se supeditan. Bien, el argumento por "usuarios y usuarias" es el mismo, pero desde el otro lado de la barrera descripción/prsecripción. Eso es todo. El límite está en que todes se puedan sentir incluides, siempre. -d